Los folioscopios son esencialmente una forma primitiva de animación. Como una película cinematográfica, se basan en la persistencia retiniana para crear la ilusión de movimiento continuo.
Para fabricar tu folioscopio necesitas: hojas o un librito (10 x 8 cm o 15 x 10 cm, serían los tamaños aconsejables), lápices de colores o rotuladores, un perforador y cuerda o un clip grande para fijar el taco.
Dibuja primero el último fotograma y ve quitando elementos en cada nuevo dibujo. De esta forma los fotogramas serán similares y no desentonarán al pasarlos. Lo mejor será dibujarlos primero con lápices y una vez terminados, rotularlos a tu gusto.
El papel que utilices no debe ser muy fino. Elabora una portada y una contraportada con cartulina o papel más grueso. Esta portada y contraportada servirá también para hacer más sólido tu folioscopio.
Realiza primero un Storyboard o guión gráfico e imagina cómo quedaría el efecto de movimiento.